11.03.2010

Una Fábula Guanajuatense

Érase una vez en Guanajuato, un zorro muy avaricioso le dijo al burro: "vamos a sacar el oro de los cerros, nos vamos a hacer muy ricos", el burro le creyó y dejó que el zorro le echara encima el pico, la pala y otras cargas muy pesadas.

Ya encaminados el zorro muy ligero le gritaba al burro: "apúrate que tengo prisa", y el burrito sin poner objeción alguna iba a donde le dijera el zorro. En su camino se encontraron un Topo, y el burrito le preguntó: "Amigo Topo, tú que vives bajo la tierra, ¿hay oro abajo del cerro?" Y el topo le respondió "Yo no he visto oro, pero ahí abajo es mi hogar, por lo tanto es mi tesoro" Y el zorro añadió: "Ya vez burro tonto, ahí abajo hay tesoros, mejor apurémonos antes que nos los ganen"

Continuaron andando por el cerro, y a medio cerro se encontraron una ardilla, y el burro que iba ya cansado le preguntó: "Amiga ardilla, tú que has vivido siempre aquí y que conoces muy bien la zona, ¿has visto metales preciosos o algún tesoro en este cerro?" Y la ardilla respondió: "No he visto oro o plata, pero hay encinos y mezquites, y en esos árboles tengo mi hogar y mi tesoro" Y el zorro replicó: "Ya deja de hacer preguntas tontas burro idiota, que no te ha quedado claro que sí hay tesoros, mejor calla y sigue andando, burro lento"

Siguieron su camino cuesta arriba, el burrito ya exhausto comenzaba a tropezar y el zorro que iba muy ligero le decía: "En vez de burro pareces tortuga, apúrate burro que no tengo tu tiempo" Entonces un águila los vio desde el peñasco, y descendió a encontrar a los dos intrusos. Al verla el burro preguntó: "Hermana Águila, tú que desde la altura todo lo ves, dime: ¿Es cierto que este cerro está cubierto con tesoros? a lo cual el águila respondió: "Sobre este cerro se alza majestuosa la peña donde tengo mi hogar, entre las nubes y el aire fresco, por supuesto que es un tesoro" Al partir el águila el zorro le dijo al burro: "Pero vaya que además de tonto y lento también eres necio, deja de preguntar, basta con que yo te lo diga, ahora empieza a cavar que bajo de estas piedras debe haber mucho oro"

El burro ya con muy pocas fuerzas bajo las herramientas de su lomo, tomó el pico, y cuando iba a dar el primer golpe a la roca se le puso enfrente una serpiente y le dijo: "¿No lo has entendido aún burrito? Ahí abajo es la casa del Topo, si escarbas la vas a destruir." A lo que el zorro respondió: "Ese Topo fue muy tonto en construir su casa sobre nuestro tesoro, no hagas caso a la serpiente tonta, prosigue burro lento"

Haciendo a la serpiente a un lado el burro se disponía a cavar cuando lo detuvo el Coyote y le dijo: "Oye burro, si escarbas ahí vas a dañar las raíces del encino y del mezquite, y ahí arriba vive la ardilla" Y el zorro interrumpió "Eso le pasa a esa ardilla tarada por hacer su casa donde está nuestro tesoro, que se friegue y tú apúrate burro inútil"

Y el burro, ignorando al coyote ya iba a empezar a hacer el hoyo cuando un Gato Montés lo detuvo y le advirtió: "Burro, entiende, si aflojas la tierra aquí se corre el riesgo que el peñasco se debilite y caiga, ahí arriba tiene su casa el águila" Y dijo el zorro interrumpiendo de manera muy grosera: "Pero si será bruta esa águila, a quién se le ocurre hacer su casa en un lugar tan peligroso, si se cae el peñasco y se lastima será por la negligencia del águila, tú sigue cavando burro necio, y no hagas caso a esta bola de animales babosos"

El burro comenzó a cavar, y después varias horas, lleno de ampollas y moretones ya no podía ni con su alma, y le preguntó al zorro: "ya cavé 5 metros y aquí no hay más que piedras zorro, ¿estás seguro que hay un tesoro enterrado?" Y el zorro le gritó desde afuera del hoyo: "tú síguele burro tonto, ya casi llegas al tesoro"

Y el burro continuó, y cavó por otro rato hasta que ya no tenía energía alguna, y tirado ya sin aliento le grito al zorro: "ya no puedo más zorro, ayúdame a salir de este agujero" Pero entonces nadie respondió, y el burro se dio cuenta que el zorro se había ido.

Entonces el burro desesperado comenzó a pedir ayuda, a ver si alguien le ayudaba a salir del hoyo que el mismo había hecho, pero ya todos los animales, al ver la necedad del burro, se habían ido de ahí.

Y el burro desesperanzado, supo que había llegado su final, y volteó a cielo queriendo ver por última vez la luz del sol, y entonces vio una silueta a la orilla del agujero, y preguntó: "¿eres tú zorro, has venido a ayudarme, has traído algún tesoro?" Y entonces de la oscura silueta surgió una voz aterradora... "Burro, soy el Zopilote, no cabe duda que este cerro es un tesoro"